Desde el momento que llegue a la puerta de embarque me di cuenta
de que Transvulcania no iba a ser una carrera convencional...
Kilian Jornet, Dakota Jones, Sage Canaday,
Emelie Frosberg, los mejores corredores del planeta, ahí estaban, esperando a
montar conmigo en un avioncito que nos llevaría a la Isla de la Palma, y junto a
ellos un sinfín de corredores con unas pintas increíbles de comerse el monte,
con sus superpiernas supermusculadas y flacos cual alambre... así me metí en el
avión sintiéndome, sinceramente, bastante pequeñito y con un puntito que me
hizo pensar si no me había equivocado e iba a hacer el ridículo días mas tarde.
Después de una semana engordándome en el
hotel y disfrutando de la isla, el despertador sonaba a las dos de la mañana, había
dormido una hora y media y me vestí para coger junto con mi amigo Quique la
"guagua" que nos llevaría a la salida.
Hacia un aire de mucho cuidado, y a las
4:30 ya estábamos como niños en la salida con los ojos brillantes quedándonos
estupefactos por el ambiente que había preparado, he corrido alguna que otra
carrera pero en ninguna se monta un espectáculo semejante, y es que Transvulcania
no es una carrera al uso, es un espectáculo deportivo cinco estrellas que
montan todos los palmeros en el cual se involucran de tal manera que cuando
estas ahí, de pie, esperando para empezar te das cuenta de lo bien que hiciste
el día que pagaste esa inscripción y de lo afortunado que eres por vivir la
experiencia que vas a vivir.
A las 6 de la mañana daban la salida entre
canciones de AC DC y vítores como si fuésemos auténticos héroes, los primeros salían
a sprint como si la carrera tuviese solo 80 metros en vez de 80 km, y Quique y
yo de los últimos, observábamos como el haz de luz de las linternas frontales de
los corredores se estiraba y se estiraba delante de nosotros...
Nos habíamos
puesto de los últimos porque teníamos el convencimiento de que íbamos a acabar
de los últimos y eso fue un error.
Fue un error porque a los cinco minutos de
salir estábamos metidos en un embotellamiento del tamaño de dos mil corredores, y mi amigo Quique que tiene el monte metido en las piernas y esa noche un
petardo metido en el culo se empezó a poner nervioso...Una hora y cuarto y tan
solo 3 km... y Quique estaba ya que le quemaban los nervios, así que en cuanto
se abrió un poco el camino empezó a correr por donde nadie corría...Los
primeros 17 km se subían 2000 metros de desnivel por arena volcánica ,como si
corrieses por un desierto negro, y con el aire en contra...adelantamos a muchísimos
corredores e hicimos el mejor parcial de toda la carrera con diferencia en ese
tramo, precisamente en el más duro, el de mas desnivel, y el de peor
terreno...los maños somos así...pero eso nos pasaría factura.
Llegamos al primer tercio de carrera después
de una ligera bajada, en ella Quique ya sintió los primeros pinchazos en los cuádriceps, pero yo iba fresco, la gente animaba a gritos y te daba un subidón de adrenalina
que no estás acostumbrado a sentir, así que sin darnos mucha cuenta nos
empezamos a distanciar, empecé el segundo tramo, los únicos km en toda la carrera
fáciles de correr sin bajarme de la moto y un poco más adelante comenzaba el
segundo puerto "El Reventón"...
Y el nombre le vino al pelo porque me reventó
vivo, no acababa nunca, empecé a tener problemas musculares, se me subían los cuádriceps, y me encontré como un muñeco de trapo...me costó una eternidad llegar arriba, los corredores me adelantaban y mi paso era en una sola palabra...lamentable.
Al llegar arriba, llevaba 40 km, tres mil y pico metros de subida y los cuádriceps
rotos...así que tuve que tirar de ibuprofeno y pastillas de sodio y potasio...
En los avituallamientos no había
encontrado nada salado hasta entonces y había sudado demasiado...así que no se
si fue placebo o realmente me sentó demasiado bien pero me recupere...volví en mí, volví a coger ritmo y a correr...a todo esto mi colega de fatigas ya me había
pasado y lo había perdido de vista...
Los km siguientes discurrían dentro de la
caldera del volcán, uno de los cráteres abiertos más grandes de Europa, era como
si estuvieses corriendo dentro de una postal, y mirases donde mirases había una
vista que pensabas que iba a ser difícil de superar...hasta que volvías a
levantar la mirada.
Eso si, dentro del cráter no corría ni una
brisa eran las 2 de la tarde y hacía un calor de la muerte...era una sartén y
hubo un tramo que en 4 km me bebí litro y medio de agua.
Ya se empezaban a ver a corredores tirados
a la sombra descansando agotados y yo, que estaba viviendo una segunda juventud, llegue al punto más alto de la isla El roque de los Muchachos bastante entero,
mi compi me llevaba unos 5 minutos de ventaja así que empecé a bajar todo lo rápido que podía a ver si lo pillaba. Y a
los tres minutos de bajada, estaba estampado contra una roca gigante contra la
que caí de tripa tras intentar no salirme en una curva que me llevaba a un
barranco, el piñazo fue de libro, me pude haber partido cualquier cosa pero, no sé
porque clase de suerte, sólo me hice unos buenos raspones que me curaron los médicos...eso
sí...ya se me fueron las ganas de bajar haciendo el tonto.
La bajada era técnica no, lo siguiente, todo el rato frenando para no caerte por cualquier sitio, varias torceduras de
tobillos, y un mata piernas...cuando llegue abajo, llevaba una congestión de piernas que casi me impedían andar...pero la gente en el puerto de Tazacorte te animaba y te pedía por favor que al año siguiente volvieses...a todo esto un
hombre bajando me había sacado un botellín de Heineken helada que me bebi de un
trago...resulta que había estado hacia 50 años en las Fiestas del Pilar, y como
el vino del tiempo no me apetecía, se metió en casa a sacarme cerveza...de
verdad la gente espectacular nunca había visto nada igual.
En el puerto de Tazacorte me esperaba mi
mujer en la playita, y fue ella quien me dio los últimos ánimos para acabar...tenía
unas ganas locas de llegar a meta, quedaban 5 km y 400 metros de subida que se
me hicieron infernales...Pero por fin llegaba, iba andando y pensaba que no podía
correr ni un paso más, pero había gente por todos los sitios que gritaban, me decían
que era un campeón, me pedían que les chocasen las manos, uno me dijo que me
admiraba!! Así que me tuve que poner a correr hasta la meta, no podía hacer
otra cosa, y llegue... mientras el speaker pronunciaba mi nombre, y la gente aplaudía
cruce la meta, y me sentí...
Iñaki Ochoa de Olza, uno de los mejores
montañeros de este país y del mundo, que murió en el Anapurna hace unos años decía
que el escalar una montaña, haber sufrido, disfrutado y haberlo conseguido a él
le enriquecía momentos de su vida muchos años después de haberla
escalado...Creo que a mí me pasa un poco eso también, conservo recuerdos buenísimos
de muchas carreras, momentos de todo tipo, paisajes comentarios, y canciones...y
siento que Transvulcania va a estar allí entre todas ellas como una experiencia
única, diferente e inigualable por mucho mucho tiempo.....
Pd: al final entre los 600 primeros...y porque perdimos una hora al principio!!! jijiji....Saludos!!
Os admiro a todos, desde el primero al ultimo. Ojalá pueda contar yo mi historia de una ultra.
ResponderEliminarGracias por compartir la tuya
que guapo , te felicita un palmero q nunca ha tenido cojones para hacerla !!! muy grande amigo y muy buen relato ....
EliminarEmociona tu relato!la transvulcania es para valientes!
ResponderEliminarQue grande eres, enhorabuena por ser finisher y contarnos tu experiencia de primera mano, yo tambien estuve alli este año!!!
ResponderEliminarUn Saludo
Enhorabuena finisher! Para mi también ha sido la mejor carrera de mi vida! Saludos
ResponderEliminar¿Ahora entiendes? ......... Eres un campeón digno de toda admiración. La gente sencilla no miente y mi gente lo es.
ResponderEliminarTransvulcania en tu corazón y Tú en el de todos los palmeros. Felicidades CAMPEON.
Con tu relato, me salieron las lagrimas de la emoción! Que viva mi isla y todos que han tenido el valor a vivir esta experiencia única! FELICIDADES!!
ResponderEliminar!!ENHORABUENA primero por la carrera y luego por la descripción!! Desde luego es la mayor motivación que puedes dar a alguien para probarlo.
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