Es la séptima maratón que he corrido, a priori tenía que ser una más, pero no ha sido así, desde que me inscribí en la maratón de Valencia, se convirtió en todo un reto, un reto complicado de llevar a acabo. Si preparar una maratón para batir tu mejor marca personal ya es complicado, hacerlo con un bebe de meses en casa, lo es todavía más. Hacer series a horas que no hay nadie por la calle, de noche, con el frontal en la bolsa siempre, dejar a la familia durmiendo a las 5:50 de la mañana, ir al curro dos horas antes para entrenar, ducha y a currar... Prepararla ha sido un esfuerzo auténtico y la verdad que las expectativas eran altas, llegaba fino, bien entrenado y bajo de peso, quizás en las mejores condiciones en las que nunca he estado, preparadisimo y convencidísimo que todo ese esfuerzo tendría recompensa, pero no fue así, los planes no salen siempre bien.
Allí nos plantamos, en la ciudad del Turia, a pasar el fin de semana, coincidiendo con unos cuantos Corredores del Ebro, algún Running Cadrete, con Tricas, y alguno más del mundillo, gente cojonuda que nunca se pierde estos eventos y que forman parte de tu pequeña familia de deportistas con la que te sientes tan a gusto... La maratón pintaba genial una de las mas rápidas de Europa con un despliegue de medios increíble por eso es la mejor maratón de España, sólo una preocupación, la calor, y es que en Valencia todavía es verano y los 25 grados con los que nos recibía esa mañana no es ni mucho menos la temperatura ideal para correr pero bueno, era un mal asumible.
Desde el pistoletazo me empiezo a agobiar, la salida, es un caos de gente, tropiezos, los corredores no van al ritmo que marca el cajón, y los continuos adelantamientos producen acelerones y frenazos repentinos, se pierde mucho tiempo y ese tráfico tan intenso dura 6 km, demasiados. Se alejaba el objetivo, ya que había perdido casi 15 segundos cada km y en los siguientes había que apretar, mi compi Tricas como buen galgo que es, me abandona a ritmo de 4:10, yo me centro en ir a 4:30 durante un buen puñado de kilómetros, unos 20 más o menos, hasta que me meto en tiempo de 3:15, para entonces hacía ya como una hora que me molestaba el gemelo izquierdo, el cual me empezó a dar problemas desde el km 14, lo que empezó como un dolorcillo, en el km 25 ya era bastante insoportable, pero la sorpresa llego nada mas cruzar el km 29, un pinchazo me hizo pararme en seco.
Pensaba que me había roto, estire y ande un km hasta que me decidí a volver a trotar, pero ya fue imposible, ya no pude correr más de un km seguido sin tener que parar por el dolor, y los 12 kilómetros que quedaban se convirtieron en un suplicio, la gente me animaba y yo andaba mirando al suelo porque me era imposible.
Llegue a meta después de perder mas de 25 minutos en los últimos 10k asqueado, me dolía la espalda, porque de correr mal se me cargo también y sin ganas, el sueño se había esfumado, y tanto esfuerzo no había valido para hacer mi mejor marca, sino casi la peor.
3 días después no puedo correr porque aun me duele bastante, pero reflexionando, te das cuenta que las carreras son esto, hay veces que todo va bien y otras que todo va mal, lo importante es seguir, llegar y no perder la ilusión por seguir intentándolo, Así que siguiendo esa máxima, ya estoy inscrito en la maratón de Sevilla, no se si llegaré tan fino, pero de lo que estoy seguro, es que lo voy a intentar.