A la altura de Lleida, se confirmaban mis peores presagios en forma de gotitas sobre el parabrisas del coche, al principio insignificantes pero conforme avanzaban los kilómetros hacia Barcelona, fueron evolucionando hasta necesitar la máxima potencia de los limpia para evacuar la que estaba cayendo...la mundial.
Los días anteriores, es posible que el administrador de la web eltiempo.es hubiese notado un repunte de visitas, porque fueron innumerables las veces que comprobé la previsión que daban para el fin de semana, siempre con la misma respuesta, agua el viernes, agua el sábado. Y efectivamente no fallaba, y a las 20:00 horas del viernes caía en Begues, mientras recogía el dorsal, una buena manta de agua, absorto en el sonido de la lluvia, empezaba a preocuparme porque, aunque hemos toreado en plazas complicadas, mi mente no dejaba de imaginarse montañas de barro cubriéndome hasta los tobillos...
Cene en un restaurante Japo, buffet libre, con mi amiga Esther y me puse fino, siempre pendiente de la cristalera comprobando que seguía lloviendo, y me dormí rápido, sin problemas, abrí un par de veces el ojo a lo largo de la noche comprobando que el sonido de la lluvia continuaba ahí, omnipresente, pero seguí durmiendo como un bebe hasta las 5:45 que sonó el despertador...me levante directo a la ventana, y sí, seguía lloviendo.
A las 7 am estaba en la linea de salida, SIN CHUBASQUERO y con una sonrisa en la boca, porque la lluvia parecía que nos iba a perdonar el día, y aunque la primera parte de la carrera nos acompaño intermitentemente asi fué...las nubes, poco a poco se despedían de nosotros dejando salir al sol, cosa que agradecí mientras le hacia una peineta mental al de eltiempo.es, y aunque gran parte del daño estaba hecho y el ultra de Barrolona había comenzado, la carrera pintaba bastante mejor.
Durante los primeros kilómetros me encontré demasiado bien, como un tiro, los kilómetros pasaban rápido, las bajadas eran corribles, las zapas respondían muy bien en las subidas y en las bajadas con roca mojada, me sentía fuerte, y con ganas. Saltábamos los charcos, nos hundíamos en otros, buscábamos caminos alternativos y aunque llevábamos los pies mojados y un kilo de barro encima era hasta divertido.
En estas, me junte con un catalán y su mujer (una maquina que nos llevaba con la cuerda) que había sido de los pocos héroes-descerebrados que había terminado la ultima edición de la ultra bandoleros, los kilómetros dieron para que me contara con todo detalle el infierno que pasaron, se le quemaron las plantas de los pies, tuvo hiportemia, se mordía los dedos y no se los sentía, mientras a mi, me reforzaba la moral al saber que si el había pasado por eso, la carrera de hoy tenia que ser coser y cantar...los despedí en la playa del garraf...iban demasiado fuertes.
De la playa, km 36, a Begues, km 70, mi mente fue descontando los kilómetros de forma bastante rápida, a buen ritmo, los metros de desnivel se iban acumulando pero hasta ese punto kilométrico aguante practicamente sin problemas musculares, quizás empezaba a notar molestias en la planta del pie, es posible que tuviese alguna ampolla, en el kilometro 49 me encontré con el corredor que me acompañaría y me ayudaría a terminar la carrera, sin el es muy posible que en la parte final la cabeza hubiese dicho hasta aquí...y desde esta entrada de blog te doy las gracias...GRACIAS.
Se llamaba David, y en ese kilómetro 49 se iba a retirar, iba mal de todo, de piernas, de sensaciones, del estomago, no podía mear...pero sobre todo iba mal de cabeza. Y eso fue lo que le arregle yo, hablándole, y dándole ánimos, diciéndole como íbamos a plantear la carrera, a todo me decía que sí, y en los 6 km que había hasta el siguiente avituallamiento, no se dio cuenta pero de no poder con su vida, llego al avituallamiento corriendo... en el siguiente se comió un plato de pasta y en el siguiente ya se encontraba mucho mejor y tiraba de mi...
Llegamos a Begues km 70 que era punto clave en la carrera, en ese pueblo estaba la meta, pero nosotros todavía teníamos que salir a hacer el ultimo bucle de 30 km, y volver, ese temido bucle del que ya nos habían hablado, y que era lo más duro de la carrera, quedaban 1700m de desnivel y eran las 6 de la tarde, teníamos tiempo de sobra, así que como ahí teníamos la bolsa de vida, nos cambiamos de ropa, me comí dos platos de pasta y gominolas de postre, y un fisio me hizo estiramientos, una hora después, salíamos a hacer la última parte convencidos de terminar.
Pronto se nos hecho encima la noche, el terreno era complicado, muy técnico, hasta el siguiente avituallamiento una bajada larga por piedras, barro y bloques me deshizo los cuadriceps, había que ir con cuidado si te rompías un tobillo allí, de noche, no te sacan ni los geos...así que los kilómetros pasaban muy despacio y las horas muy rápido...a todo esto hacía ya un rato que no me encontraba bien, los macarrones jugaban en mi estomago y peleaban entre ellos por salir en forma de alguna nausea, los tibiales se me agarrotaban en las subidas y los cuadriceps en las bajadas, no podía correr mas kilómetros solo andar y andar, llevaba en la planta del pie izquierdo una ampolla del tamaño de una moneda de dos euros, iba jodido, y pensé en retirarme en el ultimo avituallamiento, quedaban 10 km, se lo dije a David... en el siguiente igual me quedo.
Llegamos al último pueblo, y poco antes, David ya había sacado la artilleria pesada para convencerme para terminar, entre él y las señoras del avituallamiento (que consiguieron hasta que me riese) consiguieron convencerme de hacer los últimos kilómetros, ahora me alegro de tomar esa decisión, porque, aunque se hicieron largos y andaba como Chiquito de la Calzada, el ver la meta cada vez más cerca fue el placebo perfecto para no sufrir tanto mentalmente, como venía sufriendo hasta allí.
Y nos plantamos Begues...no nos recibió nadie, pasaba de la una de la mañana y hacía frío, ya no quedaba nadie por las calles, no quedaba nadie en la meta... pero nos sentimos como si la plaza estuviese llena, es difícil explicar lo que se siente cuando la única que te aplaude es tu cabeza, es difícil explicar porque hacemos 103 km sufriendo como perros... y solo conseguimos entender el porqué, cuando... LO CONSEGUIMOS.
UTBCN: Puesto 116