Desde el
primer momento tenía muy claro porque deseaba estar allí.
Quería estar
allí por dos motivos: El primero, porque el UTMB es la carrera más importante
del mundo, y todo deportista quiere correr su Tour de Francia personal, sea el
que sea el deporte que practique. El segundo, quería comprobar porqué es la
mejor, saber si esas montañas eran tan mágicas como me habían contado, y sentir
si iban causar algo especial en mi.
Desde que
tomé la decisión, no podría enumerar la cantidad de personas ajenas a este
deporte con sus comentarios: "Estas loco", "Te va a dar
algo", "Eso no puede ser bueno para el cuerpo", "Al final
te pasara factura"...(gracias por los ánimos).
La vida
sin momentos, es simplemente un sumatorio de horas, minutos y
segundos. Y, es posible, que yo, subiendo y bajando montañas, le haya recortado algo a ese reloj biológico
acelerando un poco la cuenta atrás, pero el saco de momentos que arrastro no lo
cambio por nada...es así de simple, algunos se preocupan de alargar su vida lo
máximo posible, a mí me preocupa más enriquecer el tiempo que tengo.
Allá para
agosto de 2016, conforme terminaba de ver la retransmisión del UTMB por
televisión, mandaba un mensaje al grupo de WhatsApp llamado "RUNNERS"
diciendo algo así como... "En 2018 voy a correr el Ultra del Montblanc es
un objetivo que me acabo de poner", la respuesta de mis colegas fue terriblemente
alentadora, "jodo, pues no queda para 2018"....
27 de agosto
del 2018 y allí estaba, en Chamonix, en las faldas de los Alpes, con una
inscripción bajo el brazo, después de haber conseguido los puntos necesarios, y
ser agraciado en el sorteo (a la primera, eso es tener suerte😊), con
los ojos como un niño que abre un regalo, bajo las imponentes montañas que hacía meses que aparecían
en mis sueños y en breve iba a recorrer... El Montblanc y sus
amigos, con sus correspondientes glaciares que se erigían como montañas
inmensas e imponían un respeto que me acobardaba solo con mirarlas.
La TDS sin ser la carrera más larga del circuito UTMB, 122 km y +/- 15000m de desnivel acumulado, se conoce como las más agresiva y técnica de todas, yo conocía desde que me inscribi ese aspecto y había entrenado durante
todo el año para prepararla, había competido en: Kdrtrail, Crestas del Infierno, Valle Vió,
GTP, había coronado el Moncayo unas 20 veces este año y cada paso, solo con un
pensamiento, fechado el 29 de agosto, en la población de Courmayeur (Italia).
Ese día había llegado, un día antes para empeorar mis histéricos nervios, nos activaron el kit de gran lluvia y nos avisaban de que retrasaban la salida dos horas, según Roberto Brasero, iba a caer la de dios...
Al levantarme por la
mañana, lo primero que miré fue el cielo, estaba realmente preocupado por la
lluvia, y es que 126 km con mucha agua, minan la moral hasta a un Aragonés de
pura cepa como yo, decidí meter unos calcetines extra por eso de caminar seco
entre tormentas, luego, esa decisión, sin comerlo ni beberlo me salvaría la carrera, pero, cosas del destino, yo aún no lo sabía...
Y me
plantaba a las 8 de la mañana nervioso como si fuese la primera de mi vida, en
la salida mas imponente que he vivido nunca...1800 personas esperábamos
ansiosos oyendo la canción de La Misión (Conquest of Paradise, Vangelis.) , mientras que un helicóptero sobrevolaba
a pocos metros grabando con cámaras de televisión... mientras oía la cuenta atrás...10,
9, 8... el mensaje de mi cabeza se repitió una vez más... "Has llegado hasta aquí
ahora solo queda lo mejor...""Mente fuerte y piernas rápidas Pablito"
3...2...1....
(continuará...)
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